Base y Supraestructura

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[editar] Base y superestructuras.

El modo de producción, es decir, las fuerzas productivas y las relaciones de producción constituyen la base económica (el fundamento) de la sociedad, sobre la cual elévase un sistema de superestructuras: el régimen político y las instituciones, como también las formas de la conciencia social: moral, ciencia, religión, filosofía y otras. Con los cambios de la base cambian, más o menos rápidamente, todas las superestructuras. En la lucha política e ideológica se reflejan las condiciones económicas de la vida social. Pero las superestructuras, directa o indirectamente determinadas por la base económica, no son, como lo piensan los economistas vulgares, pasiva consecuencia de la economía; ni la economía, de modo alguno, representa la única fuerza activa en el desarrollo de la sociedad. Las superestructuras ejercen su influencia sobre la base y, a su vez, aceleran o retardan el desarrollo de la sociedad. Así, la burguesía emplea su Estado en la lucha con la revolución proletaria, retardando de tal manera el desarrollo revolucionario de la sociedad. La superestructura política, de consiguiente, juega aquí un activo papel reaccionario. El proletariado, habiendo conquistado el poder político, suprime la propiedad privada burguesa, que traba el desarrollo de las fuerzas productivas, y dirige la pequeña economía socialista colectiva. En cambio de la propiedad privada, se establece la propiedad social socialista sobre los medios de producción. Con ello, el Estado proletario proporciona posibilidades ilimitadas para el desarrollo de las fuerzas productivas. Esto es un claro ejemplo del activo papel revolucionario de la superestructura política, en el desarrollo de la sociedad, de su economía y de sus fuerzas productivas.


[editar] Base y superestructura.

La teoría de la base y de la superestructura pone de manifiesto el nexo que existe entre las relaciones económicas de una sociedad y todas las demás relaciones de la misma. Se da el nombre de base al conjunto de las relaciones de producción que constituyen la estructura económica de la sociedad. Los conceptos de «base» y de «relaciones de producción» son equivalentes, pero no idénticos. El concepto de «relaciones de producción» está ligado al de «fuerzas productivas». El concepto de «base», en cambio, está ligado al de «superestructura». Forman parte de ésta las ideas, organizaciones e instituciones. Entran en las ideas de la superestructura las concepciones políticas, jurídicas, morales, estéticas, religiosas y filosóficas, también denominadas formas de la conciencia social. Todas las formas de la conciencia social reflejan de uno u otro modo las relaciones económicas, la estructura económica de la sociedad: unas, de manera inmediata, como por ejemplo las formas de la conciencia política y jurídica; otras, de manera mediata, como por ejemplo el arte y la filosofía. Estas últimas se hallan vinculadas a la base económica a través de eslabones como la política, &c. Las relaciones de superestructura incluyen en sí mismas las relaciones ideológicas (Ideología). A diferencia de las relaciones de producción, que se forman independientemente de la conciencia de las personas, las relaciones ideológicas pasan por la conciencia antes de constituirse como tales. Los fenómenos de la superestructura determinados por la base, poseen una relativa independencia en su desarrollo. Cada forma de conciencia social lleva consigo determinadas organizaciones e instituciones: con las ideas políticas se hallan relacionados los partidos políticos; con las ideas políticas y jurídicas, las instituciones estatales; con las ideas religiosas, la Iglesia y las organizaciones eclesiásticas, &c. Cada formación económico-social tiene una base determinada y su correspondiente superestructura. Históricamente, se diferencian las bases y superestructuras de las sociedades esclavista, feudal, capitalista y comunista. Los cambios de base y superestructura se producen como resultado del cambio de una formación político-social por otra. La superestructura experimenta también cierta evolución dentro de la formación dada. Por ejemplo, al pasar al imperialismo, el cambio de la superestructura se caracteriza por un robustecimiento de la reacción. En el régimen socialista, la superestructura política desarrolla formas cada vez más democráticas de organización. De ello puede servir de ejemplo la transformación del Estado de la dictadura del proletariado en Estado de todo el pueblo durante el periodo de la amplia edificación del comunismo. La superestructura, que es fruto y reflejo de la base económica, no se reduce a constituir algo pasivo e inoperante, sino que desempeña un activo papel en el proceso histórico e influye en todos los aspectos del mismo, incluso sobre la economía que la engendra. En la sociedad basada en la propiedad privada, la base y la superestructura poseen una estructura antagónica. En la sociedad capitalista, por ejemplo, se sostiene una encarnizada lucha ideológica entre la burguesía y el proletariado, entre las concepciones políticas, morales, filosóficas &c., de estas dos clases enemigas entre sí. La naturaleza antagónica de la superestructura en la sociedad dividida en clases, condiciona asimismo el papel contradictorio que desempeñan las ideologías de las distintas clases en su relación con la base económica. Mientras que, en la sociedad capitalista, la superestructura. política burguesa con ideas burguesas sobre la libertad, la igualdad, &c., se halla orientada al servicio activo de la base económica del capitalismo, la ideología y organizaciones proletarias se hallan dirigidas hacia el derrocamiento revolucionario del capitalismo y hacia la liquidación de sus bases económicas. Únicamente en la sociedad socialista, donde las relaciones de producción están libres de antagonismos, la superestructura se va haciendo cada vez más homogénea en el sentido social y se encuentra al servicio de un fin común: el perfeccionamiento progresivo y el desarrollo de la base económica del socialismo.


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Categorías del materialismo histórico, elaboradas para caracterizar los principales elementos estructurales de cada formación socio-económica. Con ayuda de estas categorías se especifica el problema fundamental de la filosofía aplicado a la sociedad. El marxismo-leninismo demuestra que el fundamento de las ideas, instituciones y organizaciones dominantes en toda sociedad es la base, es decir, el conjunto de las relaciones de producción, que se forma necesariamente en correspondencia con un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. La superestructura es un sistema interconectado de fenómenos sociales que son engendrados por la base económica e influyen activamente sobre la misma. Forman parte de la superestructura: a) el conjunto de formaciones espirituales (pensamientos, sentimientos, estados de ánimo, ideas, teorías, doctrinas), que, al analizarlas posteriormente, se dividen en políticas, jurídicas, morales, religiosas, estéticas y filosófico-conceptuales; b) el conjunto de relaciones entre los individuos, que, a diferencia de las relaciones de base, de producción material, se forman independientemente de la voluntad y la conciencia de los hombres y se denominan ideológicas, pues se crean en consonancia con las mencionadas formas de la conciencia ideológica, interviniendo como relaciones sociales políticas, jurídicas, morales, &c.; e) el conjunto de instituciones y organizaciones políticas (el Estado, los partidos), jurídicas (los tribunales), religiosas (la Iglesia), &c. La base y la superestructura son conceptos correlativos. La base determina la especificidad cualitativa de una formación concreta, delimitándola de esta manera de las demás, mientras que la superestructura, engendrada por la base, caracteriza la originalidad de la vida social y espiritual de cada formación. Tomadas fuera del nexo con el concepto de formación, la base y la superestructura se convierten en algo muerto, al igual que los órganos separados del organismo. La base y la superestructura son características obligatorias para todas las formaciones y específicas para cada una de ellas. Viviendo en una sociedad y sometiéndose a las exigencias de las leyes objetivas, los hombres se ven obligados a establecer relaciones materiales, las cuales forman la base de toda su vida social. Al mismo tiempo, los hombres, como seres conscientes, realizan las demandas de las leyes, pues estas demandas se reflejan de una u otra manera en su conciencia, estimulando su actividad. Por eso, sobre la base de las relaciones materiales, surgen necesariamente una determinada ideología y las relaciones, instituciones y organizaciones que corresponden a ella, las cuales constituyen la superestructura de una formación concreta y sirven a la defensa y al fortalecimiento de su base. Al surgir la sociedad de clases, el Estado pasa a ser una institución de la superestructura, que asegura a la clase económicamente dominante la dominación en todo el sistema de la superestructura. En el curso del desarrollo de una formación dada y de la agudización de sus contradicciones, las clases interesadas en su supresión crean nuevas ideas, instituciones y organizaciones. Estos elementos superestructurales no forman parte de la superestructura dominante, que trata de aplastarlos o, por lo menos, de limitar la esfera de su influencia. En las sociedades antagónicas, la superestructura, con todas sus ideas, relaciones ideológicas, instituciones y organizaciones, constituye un producto, un resultado y un instrumento de la lucha de clases. Los fenómenos superestructurales poseen una relativa independencia, que les asegura la posibilidad de ejercer una influencia activa sobre todos los aspectos de la vida social, comprendida la base. La transición revolucionaria de una formación a otra está enlazada, ante todo, con la sustitución de una base por otra, conforme a lo cual transcurre con una rapidez mayor o menor la transformación de toda la superestructura. La base y la superestructura evolucionan también de determinada manera en el marco de una formación, por ejemplo, en el curso de la entrada de la sociedad socialista en la fase del socialismo maduro, &c. El desarrollo del capitalismo conduce al reforzamiento del papel reaccionario de la superestructura. Únicamente en la sociedad socialista, en la que la base económica carece de antagonismos, la superestructura se hace cada vez más homogénea en el sentido social, sirviendo al desarrollo progresivo de la sociedad y de su base.


[editar] Fuentes.

  1. Diccionario filosófico marxista · 1946:24-25
  2. Diccionario filosófico abreviado · 1959:39-41 y 486
  3. Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1965:11-12
  4. Diccionario filosófico · 1965:39-40
  5. Diccionario de filosofía · 1984:38-39

[editar] Véase También.

Véase también: Superestructura